Curiosidades On My Way, en su edición “al dente”, se adentra el en mundo de la anchoa. Inauguramos así un apartado gastronómico, que no nos gusta ni nada…
Curiosidades On My Way, en su edición “al dente”, se adentra el en mundo de la anchoa. Inauguramos así un apartado gastronómico, que no nos gusta ni nada…
Hace unos 12 años andaba yo haciendo un reportaje en las montañas de los Cárpatos cuando desde la furgoneta en la que iba vi en un campo a este señor que pastoreaba ataviado a la manera tradicional. Solté un ¡Para, para!, salté del vehículo y le pregunté al señor, con mi mejor sonrisa, si le importaba que le hiciese una foto. Tranquilamente me dio a entender que sí. No creo que estuviese muy acostumbrado a estas lides pero tampoco parecía sorprenderse de nada, no sé si por que ya había visto de todo en esta vida o por que me tenía por un loco. Muy amablemente posó, nos dimos la mano y cada uno a lo suyo.
Es una pequeña historia, nada muy emocionante, pero me gustan estas situaciones en las que tengo una comunicación especial con gente que, de hacer otro trabajo, no tendría.
Y no he sido yo quien ha tenido esa suerte… A Alicia Arranz, mi redactora de toda la vida, se le olvidó contarme esta convocatoria y cuando me ha visto tan cabreado le ha entrado un tremendo cargo, tanto que se ha ofrecido a hacer la crónica del evento. Así que ahí va:
Esta mañana nublada de miércoles Sebastião Salgado (Minas Gerais, 1944) estaba en Madrid para presentar su proyecto más ambicioso. Algunos fotógrafos a veces no son capaces de expresar con palabras lo que quieren contar con sus fotos. No es el caso del genio brasileño, quien podría estar parlamentado durante horas acerca de sus impresiones y las anécdotas de toda una vida fotografiando paisajes y sus habitantes, y sus interlocutores tan felices dejándose llevar por la cadencia suave de sus palabras. Cuando habla, los ojos azules de Salgado se encienden, sí, pero brillan más todavía cuando te miran de vuelta después de posarse en alguna de sus fotos favoritas.
Hubo un tiempo en que el planeta estaba intacto o casi y a ese momento es al que te llevan las fotografías de Génesis, una exposición colosal comisariada por Lélia Wanick Salgado que desde hoy y hasta el 4 de mayo se puede ver en CaixaForum. En total son 245 imágenes recogidas a lo largo de ocho años y 32 viajes en los que su brújula apuntaba a algunos de los lugares más puros del mundo. Sus fotos, en gran formato y en blanco y negro, fiel a su estilo porque, según dice, no sabe hacer fotos en color y porque para eso están todas las gamas de grises que pueden sustituir a los colores, contienen una belleza tan estremecedora que se necesita un buen rato para procesarlas.
Con paradas en rincones tan dispares como las Islas Galápagos, Botswana, la Antártida, el Cañón del Colorado o el Amazonas, recorrer esta exposición es embarcarse en un viaje sin precedentes que rinde homenaje al esplendor máximo de la naturaleza. Desiertos abrasadores, picos resquebrajados, bosques tropicales, estepas solitarias y frágiles glaciares en los que sus moradores viven igual que hace cientos de años vistos desde la perspectiva de un maestro y que ya han contemplado cerca de un millón y medio de personas puesto que la muestra ha pasado previamente por Brasil, Reino Unido, Canadá, Francia e Italia. “Una oda visual a la majestuosidad y fragilidad de la Tierra; una advertencia de todo lo que corremos el riesgo de perder”, en palabras del propio Salgado. Imperdible de verdad.
https://obrasocial.lacaixa.es/nuestroscentros/caixaforummadrid/genesis_es.html
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